Tu Hechizo de Medusa
Mírame tan solo un instante,
Para observarte en Tranquilidad;
Mírame tan solo un segundo,
Para adorarte hasta la Eternidad.
Ésa tu bella mirada tan femenil,
Que me vuelve tu humilde esclavo;
De tu ajedrez yo soy simple alfil,
Por ti me estremezco sin reclamo.
Embrújame con tu hechizo de Medusa,
Que no cometeré el error de Perseo;
Pues al contemplar tu rostro de Musa,
Convertirme en piedra solo eso deseo.
Provengo de tierras muy lejanas,
Donde me sentía el dios Neptuno;
Pero mis aguas fueron envenenadas,
Hoy solo son las tierras de ninguno.
Mi amor por ti ya no está en duda,
Soñar contigo es todo lo que deseo;
Tú mi tierna ángel de silueta desnuda,
Opaca pues los brazos de Morfeo.
Yo te imploro me abras las puertas,
De ésa tu majestuosa y firme ciudad;
Haz revivido mis pasiones muertas,
De mi corazón arrancaste la vacuidad.
Las calles de ésa tu torneada ciudad,
Denotan una muy trazada firmeza;
Como para caminar con gran seguridad,
Sin correr el peligro de ser tu presa.
Digna de recorrerte con el paladar,
Hasta saciarme en tu húmedo ser;
Pues amor tú solo tienes para dar,
Conviértete en la dueña de mi ser.
Compárteme de tu exquisita intimidad,
Que solamente la quiero hacer delirar;
Amémonos con cariño y sin privacidad,
Que en tu corazón tan solo quiero vibrar.
Mi corazón y alma no solo te aprecia,
Pues petrificado estoy por tu belleza;
Desde que te encontré en esa iglesia,
Éste tímido corazón por ti solo reza.
Mírame tan solo un instante,
Para observarte en Tranquilidad;
Mírame tan solo un segundo,
Para adorarte hasta la Eternidad.
(MESL, RVV, CRH)
Autor: Emilio Nahín Rojas Madero. 21 / Noviembre / 2009
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